sábado, 5 de marzo de 2016

7 trucos para redactar y expresarse mejor



1. Encuentra la voz adecuada.


No se escribe del mismo modo que se habla. Incluso un texto que pretende ser cercano y coloquial debe respetar una serie de normas de estilo y seguir una estructura determinada. Respeta siempre la gramática, recuerda que cada frase debe expresar algo coherente por sí misma. Tampoco seas pretencioso, no escribas con palabras raras porque sí. Si no eres especialmente bueno en el análisis sintáctico, utiliza este truco: cuando escribas una frase, léela ignorando lo que haya escrito antes o después. Si aún estando sola tiene sentido, es una frase correcta. Si por el contrario no tiene sentido, no puedes hallar el sujeto o queda inconclusa, algo falla.

2. Evita los clichés lingüísticos o muletillas.


Si recurres a expresiones tan machacadas como los clichés lingüísticos, evidenciarás una falta de creatividad narrativa. Es recomendable revisar varias veces los textos en busca de estas muletillas y eliminarlas. Y si te cuesta hallar una alternativa de lo que quieres expresar, hay multitud de diccionarios de sinónimos en la red que te pueden facilitar enormemente la tarea.

3. Escribe con frases cortas.


Cuanto más subordines una oración, más enrevesado harás el texto. Y aunque a veces es necesario, has de intentar prescindir de todas las frases largas que puedas. Resume las ideas y no abuses de los adjetivos. Simplifica lo que quieres expresar recurriendo a las palabras adecuadas, en lugar de dar rodeos que lo único que consiguen es desviar la atención de lector.

4. Ten claro el objetivo del texto y utiliza los párrafos.


No escribas al tuntún, empezando una frase sin saber cómo va a terminar. Y más importante aún: no pierdas de vista la intención del texto. Si estás escribiendo un párrafo para hablar sobre algo, habla sobre ese algo. No empieces a escribir con una finalidad que luego no cumples. Asegúrate también de dar buen uso de los párrafos. Cada párrafo debe expresar un concepto o idea determinado por sí mismo. Haz también buen uso de puntos y comas, cuya función es idéntica.

5. No trates al lector como si fuera tonto.


No repitas una idea hasta la saciedad. Ni uses ejemplos para explicar algo que es obvio. En un formato de narrativa infantil, puede ser aceptable, pero a ningún joven o adulto le gusta que duden de su perspicacia y pongan en duda su intelecto en cada página. Evita ser redundante, pero sé claro y directo en las explicaciones; Una cosa es no tomar por tonto al lector y otra muy distinta, tomarlo por un genio.

6. No repitas palabras o expresiones recientes.


No repitas una palabra dos veces en una misma frase. Ni tampoco abuses de su uso a lo largo del mismo párrafo. Si necesitas expresar algo y nombrarlo para que quede claro, puedes utilizar un diccionario de sinónimos si te ves en esta disyuntiva. Hay muchas formas de hacer mención a “eso” de lo que estás hablando sin necesidad de estar nombrándolo constantemente. Del mismo modo, el nombre propio de un personaje no debería repetirse más allá de lo habitual. Especialmente en la escritura de diálogos, es típico mencionar el nombre del sujeto que acaba de hablar cada vez que dice algo, pero esto no siempre tiene por qué ser así.

7. Haz la prueba de fuego.


Una vez terminado, revisa el texto y léelo en voz alta. Cuando no se es muy ducho en esto de escribir, damos por sentadas ideas o conceptos que el lector ni siquiera sospecha. Escribimos más despacio de lo que pensamos y por ello tendemos a comernos palabras u omitir conceptos importantes para la comprensión óptima del texto. Por eso, revisándolo y prestando atención a lo que estamos expresado, podremos dar con este tipo de irregularidades. También, si tienes la opción, dáselo a un amigo y que te diga si lo ha entendido todo correctamente.

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