1. Definir el objetivo.
Aunque pueda parecer absurdo, nunca serás capaz de tomar
una decisión si no sabes hacia dónde quieres llegar con dicha decisión. Si no
te marcas un objetivo y lo defines, la decisión que tomes probablemente quedará
diluida. Para que esto no te ocurra es aconsejable que elijas algunas de estas
opciones:
- Verbaliza tu objetivo.
- Explícale con detalle tu objetivo a otra persona.
- Escribe tu objetivo en un papel o en tu diario personal.
Lo que conseguirás con estas actuaciones es tomar plena
conciencia de lo que quieres decidir realmente y el grado de importancia que
dicha decisión tiene.
2. Reunir información.
Nunca debes tomar decisiones sin antes disponer de toda
la información necesaria. Como el concepto información es muy amplio debes
tener en cuenta la distinción entre:
- Información disponible
- Información relevante o necesaria
En muchas ocasiones las personas se deciden por tomar
decisiones sólo en base a la información de que disponen en ese mismo instante
y eso puede resultar en ocasiones tan insuficiente como erróneo. Lo importante
no es tener mucha información, sino saber discernir qué información es la que
realmente te servirá para tomar decisiones de manera acertada.
En la actualidad se puede conseguir mucha información en
poco tiempo y con el menor esfuerzo. Si es así hay que ir con cuidado porque la
curva de información acaba por estancarse y puede provocar que cada vez tardes
más tiempo en obtener información y que esta sea cada vez menos relevante.
3. Generar opciones.
Para tomar decisiones acertadas hay que generar opciones
y que dichas opciones sean viables. En este sentido, John Adair en su libro
Toma de decisiones y resolución de conflictos establece una interesante
distinción entre:
- Alternativa: En palabras de John Adair una alternativa es uno de dos caminos abiertos. ¿Que significa esto? Pues que cuando debes tomar decisiones es importante que evites la alternativa porque por ella misma reduce la elección y acelera el proceso de la toma de decisiones. Además, otro problema derivado de la alternativa es que la decisión suele basarse en dos ideas, con el peligro que esto conlleva, ya que no se plantean otras que tal vez sean mejores o más viables.
- Opción: La opción va mucho más allá de la alternativa porque amplía muchísimo más el campo o las decisiones, ya que se contempla como algo abierto e indeterminado, en contraposición a las dos únicas soluciones que aporta la alternativa.
¿Cómo se consigue generar opciones viables?
John Adair plantea lo que él denomina la generación de
ideas, es decir, un embudo en el que se van filtrando las ideas que se
consideran viables hasta quedar con la opción más óptima. El procedimiento
sería el siguiente:
1º. Generar muchas ideas, independientemente de si son o
no viables.
2º. Elegir las opciones que se consideren viables.
3º. Quedarse con tres opciones.
4º. Quedarse con dos alternativas.
5º. Elegir una solución viable.
4. Tomar la decisión.
Puede parecer curioso que en el proceso de tomar
decisiones importantes, la propia toma de una decisión esté a mitad de camino
de este proceso. Pero tiene su explicación y su sentido. En esta fase es cuando hay me medir la decisión a partir
de tres parámetros:
- Decisión de necesidad imperativa. Esta debería ser la más aconsejable y prioritaria a la hora de tomar decisiones importantes.
- Decisión aconsejable
- Decisión deseable
Pero además de estos tres tipos de decisiones, también
entran en juego:
Calcular el factor de riesgo de la decisión. En este
aspecto John Adair recomienda acudir a la experiencia más que a las métricas o
números. También insiste en imaginarse en lo peor que puede acontecer a la hora
de tomar una decisión. Así se consigue transformar la posibilidad de éxito en
probabilidad de éxito.
Calcular las consecuencias de la decisión. Se pueden
establecer dos tipos de consecuencias: las consecuencias manifiestas que son
aquellas que se pueden prever a la hora de tomar una decisión y las
consecuencias latentes que son las que se consideran más probables que posibles
y que en ocasiones son muy difíciles de visualizar con antelación.
5. Evaluar e implementar.
Si una decisión no se traduce
en una acción no es una decisión. ¿Qué significa esto? Que una decisión no
finaliza cuando se toma, sino cuando se implementa, cuando se lleva a la
acción, cuando se pone en práctica.
Tomar una decisión implica cortar con la actividad
preliminar de pensar. Es lo que se denomina el punto de no retorno. Se deja de
pensar en la decisión para empezar a actuar en dicha decisión.
¿Qué es el punto de no retorno?
Esta curiosa expresión viene de la aviación.
Concretamente, en el punto medio de la travesía del Atlántico, es más fácil
para el piloto continuar hasta París que regresar a Nueva York. El punto de no
retorno le permite al piloto no tener que tomar por él mismo una decisión, sino
que esta decisión ya viene determinada. Por tanto, el punto de no retorno es
aquel en el que cuesta más volver atrás en una decisión que continuar con ella,
aunque dicha decisión no se considere una decisión única o perfecta.
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